domingo, 11 de julio de 2010

Hoi An: la ciudad de los farolillos

Publicado por Eva

Tras dejar Laos atrás y pasar innumerables controles fronterizos, llegamos por fin a Vietnam. La primera parada fue Kon tum, en sí la ciudad no tiene nada interesante, para nosotros solo era de paso, así que nos quedamos en un hotel cerca de la estación, donde ya empezamos a tener problemas para poder averiguar el autobús del día siguiente.



Solo dejar las mochilas, nos fuimos a sacar dinero y a comer. Nos empezamos a extrañar cuando al salir del hotel absolutamente todo el mundo se nos quedaba mirando, luego nos dimos cuenta de que en esta ciudad a excepción de nosotros no había más turistas. Una auténtica odisea a la hora de comer, antes para sacar dinero ya nos las vimos y deseamos. Pero cuando ya teníamos dinerito en el bolsillo y un hambre de escándalo, nos encontramos con que solo habían los típicos restaurantes de locales con sus cartas en vietnamita y adivina tú que era aquello y evidentemente nadie sabía una palabra de inglés… Como el hambre se apoderó de mi, cogí al dueño del restaurante, me lo llevé a la cocina y directamente le señalé que es lo que queríamos comer (por supuesto eran noodles) el resultado fue bastante bueno. A la hora de la cena tuvimos el mismo problema, así que directamente cogimos la carta y al azar señalamos un plato a probar suerte. Ese era nuestro día porque también acertamos en la elección.

A la mañana siguiente tocó madrugón para coger un mini bus (era lo único que encontramos) que nos llevara a HoI An. Parada obligatoria para todo aquel que visite Vietnam. Aquí el turismo es la mayor fuente de ingresos, así que no tuvimos problemas a la hora de comer incluso nos dimos un caprichín en el alojamiento ya que como el Ra tenía que ver el mundial, necesitábamos una habitación con tv por cable, y claro, puestos a elegir que también tuviera piscina!!!


Hoi An es como un pueblecito chino medieval.Hay muchas casas antiguas, templos chinos y japoneses, puentes con tejados y calles empedradas que en su conjunto hacen que el pueblo sea realmente encantador.





Por otro lado también hay un montón de tiendecitas de ropa y artesanía todas ellas con ese aire oriental, con lo que ir de compras y pasear por sus calles es una maravilla. Es muy bonito por la noche cuando encienden todos los farolillos y se reflejan en el río.





En los alrededores también hay cosas para ver. Las ruinas de My Son, son unos templos en medio de la selva, están bastante deteriorados pero se consideran patrimonio mundial por su valor arquitectónico.



Nosotros cogimos una moto para ir a verlos, así también de paso pudimos dar una vuelta por los alrededores del río Thu Bon.



En cuanto al tema de la comida, en Hoi An es típico el cau lao (noodles con cerdo y crustones de pan) y las withe rose (son como empanadillas al vapor rellenas de cerdo o gambas con vegetales). La verdad que están muy buenos y junto con los wonton que es otro plato vietnamita, nos estamos poniendo las botas, además si lo acompañas con los 2x1 o los descuentos en cerveza mejor que mejor.



Al final después de tres fantásticos días nos vamos de Hoi An hacia Hué, pero la verdad que me podría haber pasado mucho más tiempo ya que además de que todo es muy bonito, por el momeno los vietnamitas son bastante majos, teniendo en cuenta la ciudad antaño era un puerto comercial bastante importante y eso lo llevan en las venas ya que a cada paso que das te intentan vender cualquier cosa…


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