domingo, 22 de abril de 2012

Hong Kong is on fire!


Con un retraso de un par de horas aterrizamos en Hong Kong. Es de noche pero nadie lo diría. Hong Kong tiene la capacidad de dejarte cegato mientras paseas por sus calles en una noche oscura.

El día que haya apagón en esta ciudad...
Hemos estado dos semanas disfrutando de una de las islas más tranquilas de todo Filipinas. Apenas nos hemos cruzado con otros turistas extranjeros y únicamente los dos últimos días en Sabang hemos tenido la sensación real de estar rodeados por gente. Nada más poner los pies en esta mega urbe de más 7 millones de habitantes sabemos que la tranquilidad se ha acabado para nosotros.



Al estar en plena Semana Santa nos ha sido imposible hacer couchsurfing así que nos ha tocado alojarnos en un hotel en la zona de Kowloon. Nos hubiera gustado que nuestra segunda vez en la ciudad la hubiésemos compartido con alguien local que nos enseñara otra cara de Hong Kong. No ha sido posible, pero tenemos la sensación que tampoco será la última vez que estemos aquí. Esta ciudad nos encanta! Antes de ir a dormir nos colamos en un bar a comer un buen plato de sopa con ramen (fideos japoneses).
Tenemos dos días para disfrutar de la ciudad así que por primera vez desde que salimos de Barcelona decidimos no madrugar y tomárnoslo con calma. El día es largo y Hong Kong es enorme. Y además, esta ciudad no descansa nunca y llega a ser más especial si cabe una vez el sol se esconde y la noche hace acto de presencia. Durante el día nos dedicamos a pasear por los barrios de Kowloon, Central y Admiralty (lo que vendría a ser el centro financiero) y el Soho, con sus calles empedradas, sus templitos llenos de inciensos y plegarias, los cientos de puestecitos artesanos que compiten con las tiendas más fashion y las pequeñas casas que contrastan con los infinitos rascacielos que las nubes llegan a engullir en su parte más alta.



En el Soho también puedes disfrutar de todos los platos tradicionales de la cocina china en pequeños restaurantes locales (y también dejarte los cuartos en locales de moda de comida internacional). Nosotros, por probar nuevos sabores y por bolsillo nos decantamos por la primera opción. Y aquí todo puede pasar, desde que te encante lo que pruebas hasta que te pases dos días con el estómago del revés. Y esta vez nos tocó lo segundo. La culpa fue de un simple arroz con pollo. Lo malo, que el pollo tenía el sabor del típico PPL (traducido Puto Pato Laqueado) que cuelgan de las ventanas de todos los restaurantes. Así que nos pasamos el resto de días que cada vez que pasábamos cerca de un restaurante y nos llegaba el olor a PPL nos entraban arcadas!

Maldito regustillo a PPL
Pero cuando realmente disfrutamos de todo el esplendor de Hong Kong es cuando los miles y miles de luces y neones de la ciudad se encienden y de repente parece que estás en una ciudad completamente distinta a la que estabas hacía un rato. Una cita ineludible es la Symphony of Light, el mayor espectáculo de luces permanente del mundo en el que durante 20 minutos el skyline de Hong Kong se transforma por completo.
Symphony of lights...espectacular  skyline!
De repente parece que todo Hong Kong salga a la calle, los bares y restaurantes se llenan, las tiendas no cierran e incluso tienen más clientes que durante el día y a cada paso que das luces y más luces te dan la bienvenida mientras los miles de neones de todos los colores imaginables te inducen al consumo.


Vamos, que aquí es complicado perderse por un callejón oscuro o incluso llegar a sentirse sólo. Con todo, dos días que nos supieron más bien a poco y que esperamos volver a repetir pronto… y es que para nosotros, Hong Kong is on fire!!!


martes, 10 de abril de 2012

Sabang: Underground River o cómo sobrevivir en plena Semana Santa filipina

Lamentablemente nuestros días en Port Barton habían llegado a su fin y tocaba seguir haciendo camino dirección sur. Nuestra siguiente parada era el pequeño pueblo costero de Sabang, famoso por albergar el Río Subterráneo de Puerto Princesa (Underground River), declarado Patrimonio de la Unesco. Normalmente hasta aquí se llega en excursión de un día desde la capital de la isla pero nosotros decidimos llegar directamente desde Port Barton. Al fina, Xavi y Txell se unieron a la fiesta y decidieron acompañarnos un par más de días. Y tras unas 3 horas en un jeepney con el culo ya endurecido nos dejaron tirados en un cruce a la espera de que otro jeepney nos dejara finalmente en Sabang. Cuando vimos aparecer a lo lejos dicha jaula con ruedas supimos de inmediato que el trayecto sería de todo menos aburrido. Nos colocamos en el techo del jeepney puesta que el interior estaba a rebosar...pero es que en el techo tampoco cabía ni una aguja! Nos sentamos encima de varios sacos de comida y nos agarramos dónde pudimos para aguantar la siguiente hora de trayecto. Entre curva y curva y acelerones una fuerte tormenta nos sorprendió e hizo que acabásemos todos los del techo metidos también dentro...una odisea de lo más divertida vamos!

Para ser conductor de primera...
Pero cuando por fin llegamos a Sabang, otra bonita sorpresa nos estaba aguardando... el inicio de la Semana Santa y las vacaciones de miles de filipinos. Panorama: Raul y Xavi pateandose la playa de arriba para abajo en busca de algún lugar donde pasar la noche con un mismo resultado... las risas y la cara de incredulidad de los propios filipinos!

Playa principal de Sabang
Tras un par de horas de dar vueltas y casi dándonos por vencidos acabamos encontrando habitación a las afueras del pueblo. Sólo nos quedaba ir a la oficina de registro para el Río Subterráneo y obtener el permiso para visitarlo al día siguiente...sí? seguro? tan fácil? pues no señor...había lista de espera para obtener permisos, mira tú por dónde, y sólo podíamos ir al día siguiente o nos todo el esfuerzo previo para nada.

Mira qué terrenito para plantar el chiringuito!
A la mañana siguiente el cielo amaneció azul y pudimos apreciar Sabang en todo su esplendor. A primera hora de la mañana volvíamos a estar en las oficinas para ver si había suerte. Y la hubo. Por suerte para llegar al río hay dos maneras distintas: la cómoda y rápida que utiliza todo el mundo y que consiste en ir en barca hasta la entrada del río o la larga y menos confortable de hacer casi 6 Km a pie por la jungla sudando como cerdos bajo un sol abrasador y una humedad de campeonato. Por si aún no lo habíais adivinado, casi nadie llega así hasta el río de manera que los del registro nos dieron permisos sin rechistar...

Inicio del Jungle Trail caminando por la playa
El camino, de nombre Jungle Trail (otro iluminao con un nombre de lo más original..) discurre paralelo a la playa al principio y después se convierte en un subir y bajar por el interior de la jungla. Se supone que durante el camino hay la posibilidad de ver monos y algo de fauna (cosa que a Txell no le acababa de hacer mucha gracia) pero no vimos ni rastro. Eso sí, fue llegar (agotados) al final del camino y empezar a cruzarnos con monos y con varanos (pequeños dragones de Komodo).

El camino es bonito pero mete una calorina...
Varanos que nos esperaban al final del trekking... suerte para Txell que no nos salieron en la jungla...
Finalmente sólo quedaba esperar nuestro turno para subirnos a una pequeña barquita y entrar en el fabuloso Río Subterráneo. La vuelta dura unos 45 minutos y se recorre algo más de 1 km de los casi 6 que mide el río. Dentro de sus enormes cuevas habitan murciélagos y estos pájaros de aquí que hacen nidos de los que se nutren los filipinos para hacer la sopa. La visita vale la pena ya que se trata de un lugar muy especial...aunque quizás al ser festivo y cruzarte con tantas barcas le quitaba un poco de encanto.

Entrada al Río Subterráneo
Y así le poníamos punto y final a nuestro paso por Sabang. Sólo quedaba despedirnos de nuestros compis de viaje durante estos días. Seguro que lo seguirán pasando en grande durante los meses que aún les quedan antes de regresar a casa. Nois, ha estat un plaer compartir aquests dies amb vosaltres a Filipines! segiu disfrutant!

Los 4 mosqueteros en Filipinas!
A nosotros ya sólo nos quedaba hacer noche en Puerto Princesa, la ciudad más importante de Palawan para poner fin a unos espectaculares 14 días por esta hermosa isla. Eso sí, aún nos quedan un par de días en la increible Hong Kong!

sábado, 7 de abril de 2012

Port Barton nos ha dejado huella

Serenas, calmadas, asombrosas, espectaculares... así son las gentes, las vistas, las playas y el pequeño pueblo de Port Barton, situado en la mitad norte de la isla de Palawan. No teníamos demasiados antecedentes de este lugar puesto que no demasiada gente decide parar por aquí y saltan directamente a Sabang o El Nido... pero aún así teníamos la corazonada de que este trocito de paraíso valdría la pena...como así resultó ser! 

Imagen que resume perfectamente qué encontrar en Port Barton
Para empezar no es nada fácil el acceso a este pueblo de apenas 3 calles de tierra. La carretera que lleva hasta aquí está prácticamente cerrada 6 meses al año... y el día que llegamos nosotros nos costó casi hora y media hacer los 22 km de tramo embarrado (había llovido apenas un ratito). Pero teníamos muchísimas ganas de llegar. Y es que allí se iba a producir un reencuentro muy especial con otra pareja de viajeros, el Xavi y la Txell. Nada más poner los pies fuera del jeepney empezó a llover bastante fuerte, lo que no impidió que fuéramos al encuentro de nuestros amigos.

Juntos de nuevo! 
Unos cuantos abrazos después nos dirigimos a buscar alojamiento y una vez asentados, una ducha para recuperarnos y una pequeña vuelta por el pueblo (a estos dos los dejamos durmiendo a pierna suelta hasta el día siguiente... lo petaditos que estaban los pobres...). Apenas nos llevó algo más de 10 minutos recorrernos la playa de una punta a otra y disfrutar de un bonito atardecer. 

Escondido entre las palmeras está el pueblo... lo prometemos!

Por el camino los lugareños que nos saludaban entre alegres y extrañados de tener visita (en los 3 días que hemos estado aquí creo haber contado a unos 10 turistas... nosotros 4 incluídos) y los niños que salían traviesos y curiosos a nuestro paso a jugar con nosotros y sobretodo a hacerse fotos... nos lo pasamos pipa con sus poses y sus risas cada vez que se veían en la cámara!

Todos a por Eva!
A la mañana siguiente quedamos con un barquero local para que nos llevara a unas cuantas islas de los alrededores y poder así disfrutar de un sol resplandeciente. Aquí tampoco se esmeran demasiado en esto de ponerle nombres a las cosas así que omitiremos las típicas Exotic island, Paradise island y demás. Lo que no podremos olvidar fácilmente serán los lugares en sí... esas playas típicas de postal que uno siempre espera encontrar pero que cada vez se hace más difícil... pues bien, ya podemos decir que aquí las hemos encontrado (esperemos que duren así por mucho mucho tiempo!).

Ole, ole y....
...ole!
El día lo pasamos tirados a la bartola en sus arenas blancas y metidos en sus aguas cristalinas hasta que estuvimos bien arrugados! También hicimos un par de paradas en dos arrecifes para hacer snorkel y hemos de decir que nos gustó mucho más que el que hicimos en El Nido...algo tendrá que ver que aquí apenas hay turismo...

cómo estresa el tema...
Si durante el día nuestra principal actividad era disfrutar de las playas, por las tardes nuestra gran preocupación era reunirnos en una mesa alrededor de una cerveza fría y charlar y charlar de las experiencias que hemos vivido alrededor del mundo (Txell y Xavi llevan sólo 4 meses y aún les quedan otros 8 para seguir disfrutando...puaj qué asquito dan!).

El último día Eva y yo lo dedicamos a hacer un par de inmersiones por la zona y disfrutar del fondo marino de este lugar junto a una chica sueca que lleva 1 mes viviendo en el pueblo. 

Prendados de Port Barton
Poco más tenemos a explicar de este pequeño pero grandísimo lugar para nosotros (hay veces en las que las fotos dicen mucho más que todo lo que os podamos contar en un post...como en este caso). Ha sido una suerte poder pasar unos días aquí y sobretodo, compartirlo con este par de cracks.

domingo, 1 de abril de 2012

El Nido, con sol sabe mejor!

Sí señor, no hay nada que levante más el ánimo que despertarse pronto, mirar por la ventana y ver el cielo azul y el sol brillar (en caso de que no tengas que ir a currar claro!). Desafortunadamente para nosotros sólo estamos teniendo un día así de cada dos. Y es que aunque abril es el mes más seco para venir a Filipinas, ya sea debido al cambio climático o a cualquier otro motivo, ahora mismo hay instalado sobre Palawan una borrasca más típica de los meses de monzón que de temporada seca. Y aunque los cielos nublados y los ratos (escasos de momento) de lluvia no nos están privando de hacer nada siempre apetece más cuando luce el sol!

planto el chiringo y me quedo aquí a vivir!
Tal cual nos hemos despertado hemos ido a una de las panaderías locales y por unos cuantos céntimos hemos desayunado una especia de churros locales bastante potentes (en realidad, con uno tu estómago ya te pide una tregua!). Por el camino nos hemos vuelto a cruzar con Marco, que supuestamente debería haber cogido un ferry dirección a Manila pero como aquí todo funciona según la manera filipina pues uno nunca sabe cuando le van a dejar moverse de un sitio a otro. Así que se nos ha vuelto a unir en el tour de hoy, el A (es la segunda vez que repite el tour pero él tan pancho oye… si es que por aquí ya le consideran un filipino más del tiempo que lleva en el pueblo!).

Empezamos el tour A
De nuevo nos subimos a la bangka y ponemos rumbo hacia la isla de Miniloc, donde nos esperan dos de las atracciones estrellas de todo el archipiélago, el Small y el Big Lagoon. Paramos primero en el Small Lagoon y dejamos el bote fuera.

Entrada al Small Lagoon
Toca meterse al agua y entrar nadando. Para el segundo entramos directamente con el bote. En ambos las vistas son increíbles, con un agua que cuesta creer que pueda llegar a ser tan nítida. Una vez en el agua de lo único que has de preocuparte es de disfrutar el momento y de ir descubriendo pequeñas grutas que se van formando entre las rocas.

Panorámica del Small Lagoon
Tras un buen rato explorando todos los rincones es momento de volver al bote y poner rumbo hacia otra playa en la que pararemos para preparar la comida.

Entrando al Big Lagoon...no me digas que no dan ganas de tirarse!
Mientras se hacen las brasas tenemos tiempo para hacer algo de snorkel por la zona. Ayer os decíamos que pese a los muchos peces que hay, el coral no está del todo bien. La razón es que hasta hace unos años el método de pesca que empleaban los locales era con dinamita, de ahí que el coral esté hecho un poco trizas. Aún así, meterte en estas aguas implica que en varios segundo estarás rodeado por algún banco de peces bastante curiosos que se te acercan hasta casi poder tocarlos.

Playa en la que toca parar y reponer energias con unas buenas brasas
Hoy para comer nuestro capitán se ha esmerado. Cada mañana a primera hora, él mismo se acerca hasta el mercado local para comprar la comida. Y para hoy, además de pescado y cerdo a la brasa también nos ha traído gambas y calamares …ole, ole y ole! Así que nos hemos puesto finitos de tanta manduca buena!


Por la tarde, visita al Sercret Lagoon (no confundir con la Secret Beach de ayer… lo dicho, alguien que le cambie el nombre a los sitios!) y después a reposar nuestras nalgas en la 7 Commander beach… una extensión bastante larga de arena blanca en la que tumbarse a la bartola a contemplar la vida pasar.

A lo vigilante de la playa!
Una vez de vuelta en El Nido, una ducha de agua fría y el correspondiente cambio de camiseta diurna por la nocturna y tachán, ya tenemos listo el look para la noche! Fácil y rápido oiga! Hemos quedado con Marco para cenar una sopa de noddles local en un garito medio escondido del pueblo y hemos pasado casi dos horas explicándonos batallitas de viajes anteriores. Así nos despedimos de este personaje tan especial al que hemos estado unidos durante un par de días. Mucha suerte Marco para tus próximas aventuras!