Publicado por Ra
Hace unos días dejamos atrás Indonesia, como siempre, previo trayecto de incontables horas a bordo del tren que unía Yogia con la capital de Java, Jakarta. Como no teníamos intención alguna de pasear por una de las ciudades más grandes y polucionadas de Asia, cogimos el tren nocturno con asientos de “bisnis class” (es decir, bussines, así es como lo escriben ellos, que conste…).
Lo que en principio parecía un trayecto cómodo volvió a convertirse en toda una experiencia de humanidad… convoy con 3 ventiladores del que sólo uno funcionaba correctamente, ventanas rotas, asientos duros como una piedra y gente y más gente ocupando asientos, pasillos, esquinas e incluso lavabos.
Así que nada más aterrizar en Tailandia y tras debatir cómo íbamos a encarar nuestros últimos dias de viaje antes de volver a casa, decidimos que la mejor forma era permitiéndonos aquellos pequeños lujos que en 8 meses hemos tenido que evitar para poder llegar hasta el final. Se acabaron las pensiones cutres, las guesthouses a tomar por saco del centro del pueblo, los lavabos compartidos y los agujeros en el suelo.
La más que explotada isla de Phuket ha sido nuestra primera parada. No es que tuviéramos especial interés pero visto que era el vuelo más barato para salir de Indonesia tampoco le vimos demasiados peros. Instalamos nuestra base en el mismo pueblo de Phuket en un hotel con todas las comodidades que necesitábamos para descansar del trayecto en tren + vuelo. El pueblo no tiene nada de nada… los turistas suelen dirigirse directamente del aeropuerto a las congestionadas playas… nosotros eso lo hicimos en moto al día siguiente. La verdad es que nos ha sorprendido para bien… aunque el tema tiene trampa… y es que estamos en temporada de lluvias y el turismo ahora es mínimo con lo que puedes estar en playas absolutamente tú solito y todo, absolutamente todo está casi a mitad de precio. La parte negativa, pues eso, que llueve.
Y como nunca sabes cuando se monta una tormenta (aquí en 5 minutos pasas de un sol abrasador a tormenta tropical) pues siempre suele pillarte o encima de la moto o una vez has desplegao el chiringuito en plena playa. Todo y así el tiempo nos está respetando un poco ya que hace más de 40 años que llueve tan poco.
De Phuket nos trasladamos a la isla de Ko Phangan, mundialmente famosa por las fiestas de luna llena. Así pues es una isla con un aire totalmente mochilero y fiestero. Nosotros no teníamos nada de ganas de jovencitos borrachos y música a tutiplén así que íbamos algo acollonidos. Pero nada más llegar al barco y ver cómo bajaban de él tropecientas mil almas en pena con resaca (algunos de ellos incluso aún les duraba el pedal de la noche anterior) nos dimos cuenta que acabábamos de perdernos la fiesta. Sólo diremos que fuimos de los únicos turistas en pillar el barco ese día para ir a la isla… el resto de la gente se estaba yendo.
Mira tú que bien que nos hemos encontrado con una isla medio desierta dónde la única playa algo abarrotada es dónde se celebra la mega fiesta…y es que aún quedaban muchos colgaos intentando sobrevivir a los efectos de tanto alcohol y drogas.
Nosotros optamos por largarnos a la otra parte de la isla dónde hay mejores playas y alojamientos y así disfrutar de la luna llena simplemente con un baño nocturno en la playa. Tras ver unos pocos (llegamos de noche y no era cuestión de estarse mucho rato) elegimos unos bungalows con piscina y lavabo al aire libre la mar de majos… y al ser temporada baja, a mitad de precio.
Estos días hemos aprovechado para darnos a la mala vida…de la piscina a la playa, una siesta, otra playita, piscina de nuevo... vamos a llegar la mar de relajaditos a casa... qué le vamos a hacer, algo bueno había de tener esto de los últimos días no?