sábado, 17 de abril de 2010

Volvemos a la carretera

Publicado por Ra

Una vez solucionado el tema del coche…por cierto, nos salió más barato, sí…pero era de una procedencia más dudosa. Acabamos en un taller donde un supuesto vendedor alquilaba coches…eso en España se llamaría “mi primo tiene un negocio ilegal que os saldrá muy bien de precio”. Lo bueno es que no tuvimos que preocuparnos por si rascábamos el coche…los piños ya venían incluidos en el lote… con eso y con una fotocopia ininteligible como mapa para salir de la ciudad pusimos rumbo a la Great Ocean Road.

La primera diferencia respecto a conducir por Nueva Zelanda es que en Australia, al ser tan enorme, pueden pasar km y km sin nada más que ver excepto una interminable recta. Menos mal que la Great Ocean Road no estaba muy lejos de Melbourne. Ésta es un tramo de carretera de unos 300 Km que discurre paralelo al mar en la costa sur de Australia, con unos pueblecitos encantadores y un paisaje de escándalo.

Nosotros teníamos pensado hacerla en un par de días y una vez vista, lástima que no hubiésemos podido dedicarle algo más de tiempo. Nuestro primer día nos llevó hasta Apollo Bay en pleno domingo de Semana Santa, sin una cama disponible en todo el pueblo… dimos unas cuantas vueltas y preguntamos en muchas puertas…y cuando ya nos veíamos pasando la noche en el coche (estuvimos un buen rato jugando al tetris para poder encajarnos dentro de aquel habitáculo minúsculo) sonó la flauta y encontramos un par de camas en una habitación compartida con un grupo de 5 hindús (aquello parecía más una escena de Bollywood que de Australia). El día lo pasamos recorriendo la primera mitad de la Great Ocean Road…como era domingo y hacía mucho sol, casi todos los pueblecitos que visitamos estaban a reventar de gente en la playa. De camino a Apollo Bay también nos detuvimos en Kenneth River, donde vimos bastantes koalas en pleno bosque de eucaliptus.

Al día siguiente pusimos rumbo al punto más al sur de la costa de Australia donde una vez más volvimos a divisar multitud de koalas durante el trayecto. Toda la carretera es de un solo carril y llena de curvas pero es realmente muy bonita y se te acaba haciendo corta.

Si la primera parte de la carretera está llena de pueblos y calas, en la segunda predomina un paisaje más abrupto, lleno de acantilados. A media parte llegamos a uno de los puntos más famosos de la travesía, los 12 Apóstoles, una formación de rocas que se alzan en pleno mar dejando unas vistas majestuosas…

la segunda jornada terminó en el pueblo de Warnambool justo para poder disfrutar del atardecer en plena playa.

Y después de dos días de pleno sol, el tercero amaneció nublado y con lluvia. Una vez completada la Great Ocean Road pusimos rumbo al Parque Natural de los Grampians. Allí pensábamos pasar los dos días que nos restaban antes de devolver el coche….como de costumbre en Australia no hubo nada remarcable entre ambos puntos…sólo una larga carretera. El paisaje era llano y más bien algo árido pero cambió de repente una vez llegamos a los Grampians… montañas aparecidas como de la nada hicieron acto de presencia y el verde pasó a ser el color predominante. Montamos la base para explorar el parque en el pueblo de Halls Gap ( un pueblo cualquiera en Oceanía = una calle, 2 tiendas, 8 cafés y 20 moteles). Esa tarde teníamos pensado visitar las cascadas y ver un par de miradores pero junto con nosotros al pueblo también llegó la lluvia… y menuda una cayó...y nos pilló en plena cascada así que llegamos pasados por agua de vuelta al coche…de los miradores directamente pasamos y volvimos al albergue a acabar de pasar la tarde echando unas partidillas al parchís ( la gente nos mira raro y nosotros bien viciaos que estamos…).

A la mañana siguiente una espesa niebla cubría todo el pueblo pero aún así seguimos con el plan previsto de hacer la caminata de Los Pinnacles de unos 6 km previo paso por los miradores que el día anterior no pudimos visitar. Siendo sincero iba algo acojonadillo por la carretera…entre que no se veía mucho y que por allí los canguros campan a sus anchas y se te cruzan como si nada (alguno había que corrió mala suerte)…Cuando llegamos la niebla ocultaba todo el valle pero tuvimos paciencia y al cabo de un rato fue desapareciendo para dejar paso a una vista magnífica. Los Pinnacles es un camino muy entretenido que empieza con la ascensión por el Grand Canyon y un río que lo atraviesa de color dudoso (suponemos que debido a las lluvias).
Una vez arriba, el camino atraviesa un bosque que vuelve a dejarte ante un paisaje donde predomina la piedra…y es que del recorrido total, casi una tercera parte la haces encima de rocas. Cuando finalmente llegas hasta el mirador de arriba la vista del valle es impactante…eso y la sensación de que algún peñasco se venga abajo y acabes en el fondo del precipicio. Allí arriba plantamos el chiringuito y tan anchos nos comimos unos bocatas que nos supieron a gloria. Cuando consigues olvidar al típico grupo de adolescentes japoneses que encuentras donde vayas de Australia y encuentras un momento de silencio donde sólo se escucha el viento te das cuenta de lo bonito que es todo aquello.


 Total, que durante 4 días dejamos de lado el bullicio y el ajetreo de la ciudad para disfrutar de la naturaleza en estado salvaje. Volvimos a hacer noche a Melbourne simplemente para coger un vuelo al día siguiente que nos llevase a nuestro último pero muy esperado destino en Australia : Sidney.

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