jueves, 9 de septiembre de 2010

El lado más explotado de Bali

Publicado por Eva

Y tras dejar Lombok atrás, nos pusimos otra vez rumbo a Bali pero esta vez el destino era Ubud. Allí nos estaban esperando Pancho y Alex, la pareja que conocimos en Senggigi y que al final hicimos lo posible para volver a coincidir con ellos. Antes de bajarnos del minibús, ya nos dimos cuenta que aquello nada tenía que ver con los pueblecitos de Lombok. Había restaurantes europeos por todos lados, tiendas de decoración y ropa, pero lo que más me llamó la atención y me gustó fue el peculiar olor de aquel lugar. En Bali no son musulmanes, la mayoría son hinduistas-animistas y varias veces al día hacen ofrendas florales y de incienso para que los espíritus les protejan, eso deja un agradable olor en el aire, ojala muchas ciudades asiáticas hicieran lo mismo...



Una vez instalados en el hotel típico balinés que nuestros compañeros habían reservado, nos fuimos a comer y de compras al mercadillo!!!

           
Como siempre hay que tener ojo para el regateo pero puedes encontrar bastantes gangas y con las ganas que tenía de compras no nos fuimos con las manos vacías…



En Ubud con solo pasear por sus calles ya te puedes hacer una idea del arte y de la arquitectura de esta isla. Pero lo mejor es visitar sus templos y edificios por dentro y por fuera, ya que hay figuras de dioses y espíritus por todas partes.



Por otro lado, Ubud está rodeada de campos de arroz, a ellos se llega a través de una calle donde todas las baldosas están firmadas por turistas o por los propios locales, como a lo paseo de la fama de Hollywood. A los lados están las casitas de los balineses y esta parte de la ciudad es mucho más tranquila y sosegada, de hecho ni siquiera se escucha el bullicio de motos ni de los claxons.



Otra cosa interesante para hacer en Ubud es ir a dar una vuelta por las fábricas de muebles y demás decoración. Al estar más alejada de la ciudad no puedes ir andando, nosotros fuimos los 4 en una sola moto, que eso de por si ya fue una aventura.



La verdad que es muy bonito todo lo que tienen expuesto y de tener una casa seguro que hubiésemos comprado un montón de cosas ya que el precio es de risa. Tras el paseíto por las tiendas nos fuimos a ver a los monos en el Monkey Forest, que es un Santuario de los amigos de Raúl, los macacos ladrones. El único aliciente era ver a los monos, pero como estaban todos en los alrededores no pagamos el ticket y nos quedamos en la entrada riéndonos de cómo los macacos hacían de las suyas con todos los inconscientes turistas que se les acercaban!



De Ubud nos fuimos a Kuta (Bali). Esta ciudad se parece mucho más a cualquier pueblo de playa tipo Salou o Lloret de Mar que a cualquier otra cosa, con la diferencia que en lugar de las gambitas inglesas aquí hay surfers australianos. Aparte de miles restaurantes de todo tipo, también están las cadenas de restaurantes universales como el McDonal’s o el Pizza Hut y por supuesto hay un montón de tiendas de souvenirs, de ropa de marca y como no, una calle llena de bares de copas y discotecas. Sinceramente para nosotros este no sería un destino de vacaciones pero después de haber pasado tanto tiempo en pueblecitos donde a las once ya no había luz, no me importó en absoluto pasar aquí unos días. Igualmente lo mejor que puedes hacer en Kuta es alquilar una moto y recorrer los tranquilos alrededores.

Primero fuimos a Jimbaran, que es una playa donde hay restaurantes en la propia arena y sirven un barato y delicioso pescado a la parrilla, así que nos quedamos a cenar. Además de pescado también tienen marisco, pero como cocinan las gambas a su manera, Pancho se ofreció a cocinarlas él mismo, así que tuvimos a toda la cocina revolucionada con las gambas a “la española”.



El día siguiente amaneció gris, por lo que no había muchos ánimos de ir a la playa, así que primero dimos una vuelta por las tiendas y luego como Rául se tenía que cortar el pelo, antes de que le volvieran a hacer una chapuza como veces anteriores, que mejor que el estilista de Alex le hiciera un cambio de look. Total que entramos en una peluquería y pagamos el corte de pelo solo a cambio de la utilización del material, ya que Alex se puso manos a lo obra.


El resultado estupendo y entre la clase de Pilates y las gambas de Pancho y el nuevo corte de pelo de Alex, es un chollo viajar con estos dos! Lo mismo sirven pa un roto que pa un descosío….



Por la noche nos dimos un caprichín y fuimos a cenar a Seminyak, el pueblo pijo de al lado. De camino pudimos ver los lujosos hoteles y los exclusivos restaurantes. Aquí es donde vienen todos los turistas con dinero de verdad, todos los restaurantes y tiendas son muy elegantes. Por supuesto también fuimos a comprobar que tal es la noche balinesa, solo al andar por la calle ya te llenan de propagandas, merchandising para que entres a los sitios, nosotros primero fuimos a probar los cócteles del Sky Garden y luego nos acercamos a Bounty, la famosa discoteca en la que hubieron los atentados hace años. Los locales están muy bien y son ideales para la gente que busque marcha hasta las tantas de la mañana.


Al día siguiente nos acercamos hasta la playa de Nusa Dua, por estas playas encontramos a muy pocos turistas, aguas tranquilas y transparentes… una maravilla vamos y cuando el hambre apretó volvimos a ir a comer pescado a Jimbaran, donde la playa también vale mucho la pena.


Por la noche nos despedimos de Pancho y Alex ya que volvían a Barcelona, pero que estamos seguros que volveremos a ver pronto ya que lo pasamos genial con ellos.


Bindin es la última playa donde nos dejamos caer, por aquí ya solo hay villas, resorts y algún que otro hotelillo más modesto y es que la playa es espectacular, este lugar es de los más tranquilos de los que nos hemos encontrado por Bali, la arena compite con los acantilados por el espacio y el agua es turquesa profundo. Es muy bonita y diferente a lo que estamos acostumbrados a encontrarnos.


De camino de vuelta paramos en el templo de Uluwatu.


El acantilado es increíble y aquí también hay una comunidad de macacos donde te roban cualquier cosa que lleves colgando, vamos que como no hagas caso de las indicaciones te roban desde las gafas a las chanclas.



Y así es el sur de Bali, lujoso y frenético, y te puede gustar o no, pero está claro que no deja indiferente a nadie.

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