Publicado por Eva y Ra
Aún nos parece increíble que haga 2 semanas que regresamos de la mayor aventura de nuestras vidas. Aún no nos hacemos cargo que al despertar cada mañana ya no es lo desconocido lo que nos espera para ser descubierto sino la vuelta a una rutina en casa que ya habíamos olvidado por completo. Aún estamos en esa etapa en la que se nos hace un nudo en el estómago al recordar algún detalle del viaje.
Nada más aterrizar en Barcelona hace 14 días, y tras el gran recibimiento por parte de amigos y posteriormente de la familia, nos dimos cuenta que estábamos escribiendo los títulos de crédito de ese sueño que habíamos vivido los últimos 8 meses. Y lo hacíamos con un doble sentimiento… de pena, por un lado, puesto que dábamos por cerrado uno de los capítulos más intensos de nuestras vidas…. de alegría, por otro lado, por reencontrarnos con nuestros seres queridos a los que hemos echado de menos por el camino.
Pero por encima de todo, y con el paso de los días, nos estamos dando cuenta de lo que realmente hemos hecho (quizás “lo más grande” como a Eva le gusta le gusta decir). Destinolos30 ha sido la historia de un sueño hecho realidad que nos ha permitido ser nosotros mismos las 24 horas del día, los 242 días del viaje. El mejor regalo que podíamos hacernos al cumplir 30 años en una sociedad que vive estresada y con prisas era tiempo. Tiempo para sentirnos vivos, tiempo para descubrir el mundo maravilloso en el que vivimos, tiempo para aprender, conocer, compartir, disfrutar…
Durante todo este tiempo hemos recorrido miles y miles de kilómetros… y lo hemos hecho en todos los medios de transporte posible. Hemos visitado países lejanos, nos hemos asombrado ante lugares mágicos, conocido culturas tan dispares a la nuestra, hemos tratado con un sinfín de lugareños que nos han acercado más a sus creencias y lo mejor, hemos compartido momentos inolvidables con gente con la que nos hemos tropezado por el camino y que al final han acabado siendo amigos. Han sido tantos y tan buenos los recuerdos que esperamos poder recordarlos todos durante muchísimo tiempo.
Ahora, de vuelta a casa, sólo nos toca volver a coger el ritmo y sobretodo a seguir soñando… porque de vez en cuando los sueños se hacen realidad