Empezamos hoy con el primero de una serie de capítulos dedicados íntegramente a nuestro próximo destino. Filipinas es quizás uno de los destinos menos conocidos dentro del circuito del Sudeste Asiático, aunque cada vez, más viajeros lo están incluyendo en sus rutas de vuelta al mundo.
La forma de llegar a este país es igual de fácil que hacerlo a sus vecinos Tailandia, Vietnam o Malasia: volando! y hasta aquí el gran consejo del día ;-). La manera más sencilla y cómoda sería optar por un vuelo directo hasta la capital del país, Manila, con alguna aerolínea como
Iberia. Esta sería la opción ideal si la duración de vuestro viaje es corta. Pero también existe la posibilidad de volar a otros puntos fuera de Filipinas y de ahí luego entrar a Filipinas a través de una compañía low cost (Cebú Pacific si entramos desde Hong Kong, Tiger Airways si lo hacemos desde Singapur o Air Asia si es desde Kuala Lumpur). Esta opción suele ser la mejor si la duración de vuestro viaje es algo más larga ya que por un lado nos da la posibilidad de hacer escala en un destino nuevo y tomarnos un par de días para conocerlo, y por otro lado, muchas veces, Hong Kong o Singapur tienen
ofertas de vuelos baratos con lo que ahorrarnos un dinerillo nunca viene mal.
Debido a las evidentes características físicas (Filipinas se compone de más de 7.000 islas) la forma más rápida de desplazarse por este país es por aire. Filipinas es uno de los países del Sudeste Asiático que cuenta con mayor número de compañías low cost que unen la mayoría de islas entre sí. Las de mayor confianza son la ya antes mencionada CebúPacific, Zestair y Airphil express Moverse de isla en isla en avión no deja de ser un sistema bastante caro por muy baratos que nos cuesten los billetes y por eso existen otro tipo de medios de transporte mucho más económicos y en los que poder interactuar con la gente local… como siempre, la lentitud y la falta de horarios reales harán que utilizarlos sea una experiencia única.
La forma más utilizada para moverse de isla en isla, sin embargo, es por mar. Para cubrir distancias largas existe una amplia red de ferries. Son mucho más baratos que un avión pero, además de ser bastante antiguos, tardan muchas horas y uno nunca sabe del cierto cual será el horario de salida y mucho menos, el de llegada. Las rutas más populares suelen tener overbooking en la mayoría de sus trayectos (lo cual no es impedimento para montar a todo el mundo a bordo!). Cómo los viajes suelen durar tantas horas, lo más normal es que hayas de pasar la noche montado en un ferry. Las cubiertas suelen estar preparadas con centenares de literas de plástico apiñadas entre sí. Aunque dormir, lo que se dice dormir, poco…además de compartir el espacio con la gente, también lo haces con los muchos gallos que transportan (los cuales no entienden de horarios de descanso) y con la siempre “silenciosa” sala de máquinas del barco.
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A apretujarse todos! |
Para distancias cortas por mar se utiliza la famosa bangka, unas canoas estrechas con balancines de madera. Normalmente se utilizan para hacer submarinismo o para moverse entre islas adyacentes. Los motores llegan a ser ensordecedores y la embarcación en sí no es que sea de lo más estable que digamos en caso que haya mala mar.
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Bangkas ancladas en la playa de Boracay |
Y si moverse por mar es curioso, no menos lo es desplazarse por tierra. Las pocas líneas de autobuses que existen (sólo en las islas más grandes) utilizan vehículos tan antiguos que lo normal es que te quedes tirado a medio camino viendo como el propio conductor intenta hacer también de mecánico con apenas un martillo como herramienta. Y a eso hay que añadirle la incomodidad… quizás los locales, al ser tan pequeñitos, estén acostumbrados pero los extranjeros lo llegamos a pasar mal embutidos ahí dentro.
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A martillazo limpio con el motor...7 horas tirados en la carretera |
El mejor remedio para evitar estas cajas oxidadas con ruedas son las furgonetas tuneadas a lo bestia con aire acondicionado. No suelen cubrir muchas rutas y son algo más caras pero más rápidas.
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Tuneado Filipino |
Para cubrir distancias cortas por tierra, el principal medio de transporte son los jeepneys, antiguos jeeps del ejército abandonados por los estadounidenses tras la II Guerra Mundial. Una vez modificados y adaptados con el típico toque filipino (colores chillones, faros de colores, imágenes de la Virgen María y caballos cromados) son la forma más rápida de moverse por la ciudad o entre pueblos. No hay paradas señalizadas, sólo necesitas levantar la mano cuando veas uno y montarte.
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Cómodos, cómodos tampoco son... |
Y finalmente, para el transporte local lo más utilizado son los triciclos o “habal-habal”, los rickshaws filipinos. Estos son un pequeño sidecar con techo unido a una motocicleta. Son extremadamente baratos y en ellos es fácil regatear. Suelen ser para 4 personas pero nosotros hemos llegado a meternos 6 con las mochilas respectivas. Además, es una forma genial de entablar conversación con los lugareños!
Opteis por la forma que opteis, lo que sí que teneis asegurado es un montón de risas y una experiencia única!